
The Macallan es una de las destilerías más prolíferas y de más éxito del mundo. En Aral como distribuidora de licores, tenemos una buena parte de sus productos. Cada producto de Whisky Macallan es un espectáculo.
¿Por qué los productos son tan especiales y por qué son tan venerados? Debemos echar una ojeada a su historia para conocer su secreto.
Un poco de historia
En 1824, Alexander Reid compró la licencia de destilador, convirtiéndose en uno de los primeros de la región de Speyside, en los Highlands escoceses. El lugar era ideal: al lado del río Spey, donde todas las carretas y comerciantes debía parar para atravesar el río, y de paso, hacer más ameno el viaje con una de las botellas de primitivo Macallan.
La idea fue buena y el negocio muy irregular. Un maestro destilador de Skye, Talisker, se fijó en las posibilidades de la destilería y la transformó totalmente. Con ello, The Macallan se formó buena reputación entre los mezcladores del momento donde destacaba su whisky suave y aromático.
The Macallan hizo el gran salto en los años 60 y 70. Duplicó los alambiques, con el whsiky “sobrante” y embotellaron el primer single malt para darlo a conocer al mundo. Fue un éxito rotundo. Sus ventas ascendieron más de un 120%, pudiendo permitir a la empresa desarrollar una línea de productos muy exclusiva y única.
Las características especiales del whisky Macallan son causadas por las barricas en las que están envejecidos todos sus whiskies.
Hacia la década de 1860 se descubrió que las barricas que habían contenido vino de jerez maduraban su whisky de manera excepcional. Actualmente, la malta de Macallan sólo proviene de este tipo de barricas. Estas barricas se fabrican tanto en roble americano como europeo y deben haber contenido jerez en las localidades españolas correspondientes.
Este es el secreto que Macallan ha sabido guardar tan bien y que permite que sus whiskies sigan tan especiales, suaves y con un punto dulce. Cada uno de los whiskies Macallan es un espectáculo.
Autor: Sumiller Eric Andreu Carvajal / Edición: Anna García Sánchez